sábado, 2 de abril de 2011

Jorge Fontevechia, Moyano y Clarín

Reproducimos a continuación una nota titulada "Moyano & Clarín" escrita por Jorge Fontevecchia y publicada luego de los bloqueos.

BLOQUEO. Un piquete que gozó de la simpatía oficial impidió el domingo la salida del diario.

Vino acompañado por el dueño de una de las principales empresas de transportes del país, quien ofició de introductor porque yo no lo conocía. Y vino cuando todavía el diario PERFIL no había sido relanzado en el año 2005.

Para comprender el contexto de la visita hay que mencionar que Editorial Perfil tiene la única máquina de impresión de diarios de doble ancho de cilindros y bobinas de papel que hay en Argentina además de las de Clarín y La Nación. Si se quisieran imprimir 50 mil ejemplares y de no muchas páginas, varias imprentas podrían hacerlo, pero si se tuvieran que imprimir 200 mil ejemplares, sólo las máquinas de Clarín, La Nación y Editorial Perfil podrían hacerlo.

Por esa máquina, y más aun mientras el diario PERFIL dejó de aparecer –entre 1998 y 2005–, recibí propuestas de personas de todo tipo que querían lanzar un diario. Pero nunca antes había recibido una con un interés tan puntual. Moyano me dijo: “Juntemos fuerza para hacer mierda a Clarín”.

Para él, el sistema de camiones que llevan todas las publicaciones a los kioscos en la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano, aglutinado en la Sociedad de Distribuidores de Diarios y Revistas de Argentina (Sddra), no es una organización autónoma de los editores sino apenas una máscara que oculta a su verdadero dueño, que para Moyano es Clarín.

Paralelamente, Moyano sabía que cuando en 1998 PERFIL tuvo que dejar de publicarse, Clarín había contribuido a nuestro fracaso con los contratos de publicidad que impedían a los anunciantes publicar avisos en diarios como PERFIL, lo que fue cierto. Sumado a una mitología periodística –que a pesar de haberlo desmentido siempre nadie me cree: se lo presume como una cortesía corporativa de mi parte– que le asigna a la distribución de Sddra (a los ojos de Moyano, Clarín) la capacidad de hacer que un diario no llegue a los kioscos y no se venda.

Y Moyano debe haber supuesto que mi odio hacia Clarín era insuperable. Rápidamente comprobó que mi espanto hacia él era aun superior.

Esa visión de la vida –“por el solo hecho de que alguien sea enemigo de mi enemigo pasa a ser mi amigo”– no es sólo de Moyano. Muchos políticos piensan de esa manera. El Gobierno, cuando lanzó la Ley de Medios, buscó de todas formas seducir a PERFIL suponiendo que su enfrentamiento con Clarín alcanzaba para todo. Lo mismo pasa con los políticos opositores que, al ver que el Gobierno tiene una pésima relación con PERFIL, creen que en este diario serán tratados con alguna benevolencia, hasta que son tratados con la misma actitud crítica que los oficialistas.

Piensan que todo el mundo piensa como ellos. No pueden comprender que existan otras lógicas, otras formas de construir, más de largo plazo, con atributos más sustentables. Muchos empresarios también razonan como Moyano, y no es infrecuente que alguien que fue maltratado por algún medio competidor nos traiga informaciones negativas sobre ese competidor, pensando que de esa manera completará su venganza, y se sorprende al ver nuestro rechazo, salvo que se trate de un delito de acción pública debidamente confirmado.

El odio de Moyano a Clarín es anterior a Kirchner y mayor que él. Hasta se podría decir que entre los varios servicios que Néstor Kirchner prestó a Clarín durante los cinco años que fueron aliados, uno fue el de mantener controlado a Moyano para que no se desbordara.

En la reunión, Moyano me mencionó su profunda bronca por la forma en que Clarín los echó con la Gendarmería de la puerta de su edificio cuando en 2000 despidió a la comisión interna, que fue a manifestar pidiendo su reincorporación con el apoyo del propio Moyano.

La represión que el mismo Moyano sufrió en su cuerpo ese día parece haberle dejado la marca de una afrenta, junto a un resentimiento profundo. Para el kirchnerismo, Clarín es un enemigo coyuntural: le viene bien atacarlo para sumar adhesiones, pero pasadas las elecciones o cuando sea conveniente podría hasta pactar con el grupo a cambio de concesiones que resulten compensatorias. Pero para Moyano, Clarín es un enemigo perpetuo, alguien que lo ofendió personalmente.

Si Moyano puede declarar un paro nacional por un pedido de informes o reclamar decidir él solo el vicepresidente, ¿cómo no le va a seguir una guerra personal a muerte a Clarín? Moyano termina preso o siendo el mayor poder argentino


Arrivederci, moderados

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